Satanás busca aprovecharse de la debilidad de la naturaleza física de Jesucristo, quien consciente de las demandas de su cuerpo "sintió hambre". Sometido a condiciones climáticas extremas; pues no se puede pensar otra cosa que en las altas temperaturas del desierto que superan fácilmente los 40° centígrados, Jesús es abordado por Satanás quien le plantea: "Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan" (Mt. 4:3), lo cual a simple vista pudiera no haber tenido nada de malo, pero de ahí a realizar un milagro por orden de Satanás, es algo absurdo que nos lleva al mismo punto central que hemos venido desarrollando:
¿A QUIEN ESTAS OBEDECIENDO?
Así que la dificultad aquí no radicaba en el hecho de realizar un milagro para satisfacer una necesidad corpórea, sino en que el enemigo cuestionaba su investidura con el objeto de provocar la realización de algo aparentemente correcto, pero con una connotación equivocada, que nos lleva a plantear el principio siguiente: la obediencia se confirma en el propósito, en todos sus extremos vinculado a la Palabra, la única regla infalible de fe y conducta para el ser humano que contiene el propósito revelado de Dios para con el hombre.
Definitivamente nos ayudara saber a quien obedecemos, pero mejor si identificamos el propósito que mueve nuestro actuar, para terminar fijando una posición nacida de una decisión, que termina hablando de lo que realmente somos y a quien servimos. En este caso Jesús tenía claro que estaba obedeciendo al Padre y discernió que el propósito de demostrarle a Satanás que Él era el Hijo de Dios, era inválido, dado que su comportamiento revelaba su carácter y por tanto, Él simplemente era lo que era, le gustara a Satanás o no.
Todo te lo daré, si postrándote me adoras. Tener mucho, Mandar mucho, aunque se cometan pecados gravísimos para lograr tener todo lo que se desea. Muchas almas se han perdido por la ambición y la avaricia. Es la Moderna Idolatría: El querer cambiar a Dios, por falsos dioses que son los bienes materiales, aunque haya que adorar noche y día al enemigo del alma.
- Jesús mismo nos narra su experiencia espiritual, porque estaba solo, no tenía testigos por eso este pasaje de Evangelio debemos leerlo con gran respeto y agradecimiento, porque el mismo Maestro nos hace una confidencia y nos advierte que si Satanás tuvo la osadía de ponerle tentaciones, con mayor razón estaremos expuestos nosotros los seres imperfectos.
- Para nuestro consuelo nosotros no estamos solos, Jesús, La Santísima Virgen, los Ángeles, la Gracia santificante, y la oración serán siempre nuestra defensa y nuestro escudo.
Que bueno será que al rezar el Padrenuestro nos detengamos en aquella petición:
“No nos dejes caer en tentación”
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